lunes, 16 de septiembre de 2013

Se siente como si ya nada importase lo más mínimo.

Es sencillo hacer reír a alguien, sacarle una sonrisa a una persona que quieres. Hacerle sentir bien.
¿Por qué me cuesta a mi tanto? Por qué hago todo tan difícil...
La gente dice que los malos recuerdos son los que causan el peor dolor, pero yo sufro más las sonrisas pasadas. Actualmente, son los mejores recuerdos los que me vuelven demente.
Es mejor hacerse el loco, y pensar que los sentimientos son como visitantes. Tienes que dejarlos que te visiten y luego irse. Qué fácil suena, qué difícil sonido.
Y entonces... te das cuenta de que eres esa persona.
Esa que vacila un pequeño "estoy bien" entre los dientes, pero yo creo que aunque buscase en todos los océanos de este mundo, jamás nadie encontraría la realidad oculta de esas palabras.
Parece que estoy perdiendo algo muy dentro de mi.
Sí, todos sufren algunos días.
Todos sufren.
Todos gritan.
Todos se sienten así de mal en algún momento.
Se siente como si ya nada importase lo más mínimo.
Nunca he querido hacer sentir mal a nadie. Y esto no puede estar pasando. No puedo estar mirándome al espejo y criticándome todos los días. Eso no lo hacen todos.
Demasiadas preguntas en mi cabeza, y demasiadas respuestas que no consigo encontrar. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás, aunque tal vez eso no cambiaría nada. Los monstruos se crean poco a poco. Tendría que retroceder... demasiado.
Consumo, despedazo, rompo los corazones ajenos. Y qué queréis que os confiese, eso rompe el mío peor que si le diera martillazos.

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