Para mi no.
La música siempre ha sido una debilidad para mi. De pequeña me encerraba en mi habitación a escuchar los discos de los grupos que más me gustaban, o iba a la boardilla a cantar con mi micrófono, o tocaba la guitarra que me habían regalado de pequeña, o simplemente cogía dos bolígrafos y hacía que una simple mesa fuese una genial batería.
La música era todo para mi, soñaba con ser de mayor cantante, guitarrista, cualquier cosa relacionada con la música. Tocaba la flauta en clase y me sentía bien, incluso en las clases de música cuando el profesor ponía música clásica me sentía bien, a todos les aburría pero a mi me llenaba, me gustaba intentar adivinar qué instrumentos tocaban una pieza y qué instrumentos otra.
Pero la música no solo ha sido eso para mi. La música me ayudó, y me ayuda.
¿Sabéis esa sensación de vacío, de odiarte a ti misma, de sentir que no le importas a nadie y que te mereces ese trato? La música no me ayuda para sentirme diferente ni pensar distinto, pero... Cuando duermo, sueño o tengo pesadillas, y escapo de lo real durante unas horas. La música me hace sentirme así despierta. La música me hace soñar, llorar, reír... Me hace sentir cosas que no son reales, como los sueños, me aleja de la realidad en la que estoy sumergida. Por eso y por mucho más te doy las gracias, música.