domingo, 17 de enero de 2016

El futuro ya no es lo que era.

Dejamos de perdernos en los ojos de la gente y nos desvanecemos en un mar de pensamientos erróneos que sirven de aliciente para la desesperación, la depresión y la angustia en un presente enrarecido.
Nos metemos mierdas en el cuerpo para compensar la cantidad de porquería que aferramos en nuestra cabeza, abrazándola con tanta ternura que nos consume.
Ya no miramos al mañana con ojos de lucero, y ya no suena esa sinfonía que nos incitaba a saltar sobre charcos... Ahora todo es cobardía en un mundo de débiles donde los fuertes no somos nosotros, son nuestros sentimientos.