sábado, 28 de septiembre de 2013

Intoxicación de recuerdos y sentimientos.

Solamente soy una raja en este castillo de cristal.
Me adentro en callejones sin salida y no me doy cuenta de que la salida está en la entrada.
Ya no tropiezo con la misma piedra. Ni con ninguna. Ahora mis pies heridos son los que me hacen tropezarme sin necesidad de que haya ningún obstáculo.
Me siento como una cebolla, siempre diciendo 'lo siento, nunca he querido hacerte llorar'. Y cubierta en tantas capas para que nadie conozca mi verdadero interior.
Creo que ya es hora de ser feliz otra vez.
Ser el cambio que quiero para el mundo.
Ser yo, y dejar de ser.
Y un cartel en mi frente que diga:
'Bienvenidos a mi realidad.'

domingo, 22 de septiembre de 2013

Este mundo es bipolar.

Robando y agarrando lo que fuera para arreglar las piezas de dentro. Sin dinero, sin esperanza. De cabeza a ninguna parte.
Hasta que te quedas parado, te miras en el espejo. Y estás que no te crees en lo que te has convertido. Juraba que iba a llegar a ser alguien, y todo el mundo crece. Vendemos nuestros sueños y nuestro potencial para escapar a través de ese murmullo... Juraría que ya he pasado por esto antes. Hay una guerra en mi corazón que reconozco. Hay una espina clavada, eso es lo que me desgarra desde el principio.
Corazones doloridos, llenos de cicatrices. La música es la única cura que me alivia, pero estoy demasiado acojonada para quitarme toda esta mierda de encima.
Una voz sigue hablándome en mi cabeza, y la voy a joder. Lleno la pistola de plomo y la reventaré hasta que ese runrún se calle.
Hay una puerta hacia mi conciencia pero no puedo abrirla, ni mirar por la mirilla.
Estaba a su lado, pero estaba caminando sola.  No puedo creer que esté pasando, hundiéndome en la depresión. Ya había estado aquí antes, y ahora he vuelto de nuevo. El camino era hacia arriba pero yo lo seguí hacia abajo. Nudillos ensangrentados, entumecidos y doloridos por golpear todos esos putos miedos que no quieres que se acerquen. Y se acercan. ¿Y qué tienes que hacer?
Este mundo es bipolar; precioso para algunos y para otros el más jodidamente triste.
Serenata en mi cerebro, una cuchilla de afeitar, locura.
Me gustaría volver al pasado. Seguramente no para cambiar nada, sino para revivir los momentos en los que era feliz y no me daba cuenta.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Agotada.

¡No puedo más! ¡Estoy harta! Estoy... estoy... estoy... cansada.
Joder.
¿Por qué así? ¿Por qué siempre de la peor forma? ¿Por qué tan de repente?
¿Existe el destino? Porque le estoy cogiendo asco.
Me hicieron daño y ahora soy distinta. Y no es justo para mi ni para nadie. Puta onda expansiva de mis penas, joder, que afectan a quienes menos debe. Putada.
¿Puedo vivir así? Jodiendo a todo el que quiero. ¿Tal vez hago daño para que no me hagan daño?
Eso no puede ser. No puedo pasarlo peor que haciendo daño a quien no debe sufrir.
Pero yo, no puedo más, no puedo ni llorar todas las noches ni odiarme ni... joder, necesito un cambio. Pero no soy capaz, y menos así. Con un cansancio mental del 80%. Cansada de rayarme, de pensar, de soñar. De esconderme para llorar sin que nadie pregunte, de callarme tantas cosas que me duelen.
Cansada. Joder. Cansada. Eso es lo que más me define ahora.

martes, 17 de septiembre de 2013

Fracasar en sueños y triunfar en pesadillas.

Diría muchas cosas, pero es de mala educación hablar con la boca llena y el alma vacía.
Qué gracioso, que después de toda una vida dando pasos de elefante queramos volver al pasado y revivir cada instante. Somos... ¿gilipollas? 
A veces pasamos demasiado tiempo sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un instante. 
Y bueno, he vivido tanto tiempo sumida en la oscuridad que casi se me había olvidado lo bonita que es la luz de la luna.

Te pones a pensarlo y, ¡joder! ¡Todas las rosas tienen espinas! Pero merece tanto la pena pincharse por las que merecen la pena... 
Después de toda noche empapando de lágrimas la almohada toca un día con una sonrisa (falsa) en la cara.
Y... bah, ¿para qué te molestas en intentar olvidar? Si dentro de un tiempo vas a volver a recordarlo. Aunque es posible que sea una costumbre imposible de abandonar, lo de hacerte el gilipollas loco y pensar que puedes olvidar. Ilusos..
Pero el ser humano es así... Fracasa en sus sueños y triunfa en sus pesadillas.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Se siente como si ya nada importase lo más mínimo.

Es sencillo hacer reír a alguien, sacarle una sonrisa a una persona que quieres. Hacerle sentir bien.
¿Por qué me cuesta a mi tanto? Por qué hago todo tan difícil...
La gente dice que los malos recuerdos son los que causan el peor dolor, pero yo sufro más las sonrisas pasadas. Actualmente, son los mejores recuerdos los que me vuelven demente.
Es mejor hacerse el loco, y pensar que los sentimientos son como visitantes. Tienes que dejarlos que te visiten y luego irse. Qué fácil suena, qué difícil sonido.
Y entonces... te das cuenta de que eres esa persona.
Esa que vacila un pequeño "estoy bien" entre los dientes, pero yo creo que aunque buscase en todos los océanos de este mundo, jamás nadie encontraría la realidad oculta de esas palabras.
Parece que estoy perdiendo algo muy dentro de mi.
Sí, todos sufren algunos días.
Todos sufren.
Todos gritan.
Todos se sienten así de mal en algún momento.
Se siente como si ya nada importase lo más mínimo.
Nunca he querido hacer sentir mal a nadie. Y esto no puede estar pasando. No puedo estar mirándome al espejo y criticándome todos los días. Eso no lo hacen todos.
Demasiadas preguntas en mi cabeza, y demasiadas respuestas que no consigo encontrar. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás, aunque tal vez eso no cambiaría nada. Los monstruos se crean poco a poco. Tendría que retroceder... demasiado.
Consumo, despedazo, rompo los corazones ajenos. Y qué queréis que os confiese, eso rompe el mío peor que si le diera martillazos.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Es divertido imaginar.

Es divertido imaginar que somos extraños
e imaginas que estás sentado en alguna otra habitación,
en otra casa,
incluso a veces en otro país,
pensando sobre cosas que
ni siquiera se me ocurrirían.

Es divertido pensar que estás ahí fuera
sonriendo, divirtiéndote, amando, soñando..
y deseando a las mismas estrellas
que miro cuando cae la noche
como una cortina sobre el horizonte.

Es divertido pensar que en un futuro
podré ser suficiente para alguien
y sabré no hacer daño.
Pero hoy es agotador pensar
que es mejor alejarse de mi lado
para ser feliz.

sábado, 14 de septiembre de 2013

No sé explicarme.

Ignorar lo que te hace daño no es nada fácil de hacer pero sí de fingir.
Nunca he dicho que mi vida sea una mierda pero si que hay algunos aspectos que lo son.
Tengo mucho miedo de cometer errores y estropearlo todo. Tengo un diario lleno de páginas en blanco y una cabeza llena de palabras no dichas. Intento hacer lo mejor pero creo que solo estoy haciendo lo peor. El secreto está en dejar de sentir, pero si dejas de sentir es porque has dejado de vivir.
Sonará extraño, pero siempre es bonito un 'quédate'. Pero también lo es un 'no me dejes ir, no dejes que me marche'.
Nunca he probado una calada de un cigarro pero si de algo soy experta es en consumir sonrisas. Agotarlas.
Cambio un abrazo que me haga sentir viva por 5 minutos de carcajadas. Prefiero no reír y sentirme viva. No se admiten devoluciones.
No busco alguien que me entienda, sino alguien que me haga entenderme.
Una motivación pasajera.
¿Quieres saber una cosa?  Mi mayor temor es que con el tiempo me verás como me veo a mí mismo. Por mi culpa. Por dejarme conocer.
Dejar que alguien me conozca solo abre la puerta a mis demonios que residen en el jodido corazón que ha sido abierto. No entres ahí, por favor. Puedes salir malherido. Y yo también.
Es lógico pensar que duele. Personas que te han dado tantos momentos que recordar y ahora se han convertido en recuerdos. Las personas. No es plato de buen gusto.
Todos hemos perdido a gente por el camino, que se han quedado atrás. O nos hemos quedado nosotros parados. No lo sé. Pero sin duda duele que la culpa hayas sido tú mismo.
Y ahora toca entender que hacer con tanto daño. Y qué hacer para dejar de hacérmelo.

martes, 10 de septiembre de 2013

Pido mucho para lo poco que soy.

Hoy me he levantado negativa (como de costumbre).
Me he despertado, he cogido los cascos y he escuchado canciones aleatorias (aleatorias, como mi corazón al elegir a las personas a las que querer).
Apago  el móvil (ojalá fuera tan fácil desconectar mi mente) y me levanto. Son las 7 de la mañana, aún hace frío fuera. Salgo. Una pequeña brisa, un temblor, tiritar. 
Me cruje el estómago. No puedo desayunar, tengo análisis de sangre, y no soy de las que desayunan pero a mi estómago le apetece hacerme la puñeta hoy (como suele hacer la vida en general).
Me sacan sangre. No me duele. Vaya, creo que debo estar acostumbrada al dolor, no sé.
Y en los pocos segundos que dura, me pongo a pensar. Me apetece ir a Madrid.
Bajar a mi ciudad, sentarme en cualquier lado y ver a la gente pasar. Con bolsas de la compra, del Corte-Inglés, jóvenes modernos saliendo de un Starbucks, un señor en traje que lleva prisa, una chica en su primer día de universidad. Simplemente quiero observar la vida de los demás, ver a un niño llorar porque no le compran lo que quiere o a un bebé reír porque su madre le hace carantoñas. Oler el humo de los coches, la contaminación, los nervios y el estrés de esa ciudad. Allí me siento 'como en casa'.
Se acabó el pinchazo, se ha quedado un pequeño bulto pero acabará desapareciendo en unas horas (y sigo diciendo que ojalá fueran mis problemas así de llevaderos y breves).
Llego a mi casa y decido darme un baño. Lleno la bañera, un poco de espuma. Lo típico pero sin ser rutinario.
Y me meto. Completamente. Me tumbo dentro del agua, hundida hasta más no poder. Y pienso que ya no me puedo hundir más, (ojalá fuera tan fácil en la vida). 
¿Os habéis fijado? Demasiados ojalás en tan poco espacio, pero es que yo vivo en un constante deseo.
Ojalá no me olvide la gente que se ha ido, ojalá consiga lo que me propongo, ojalá fuera mejor persona, ojalá no fuese todo tan complicado, ojalá fuera más fuerte, ojalá fuese más fácil cogerme cariño y más difícil que yo lo cogiera. Ojalá todo vuelva a ser lo de antes. O mejor. O no sé. Ojalá no fuera tan fácil alejarse de mi. Ojalá yo no hiciese daño, y no me hiciesen daño a mi.
Pido mucho para lo poco que soy, lo sé. Lo saben. Todos. Soy una persona que vive de las esperanzas para no chocarse con el miedo. Y ya me da igual caerme de bruces contra el suelo, si ya lo he hecho tantas veces.
Yo no olvido, pero a mi me olvidan. Yo no dejo de querer, pero a mi me dejan de querer. Yo hago daño y como un bumerán, me hacen daño a mi. Lógico. Lo admito. Lo comprendo. Lo apoyo.
Saco la cabeza para respirar. Cierro los ojos y pienso en locuras y tonterías.
Mejor será que me duerma, ahí todas mis locuras son sueños y se quedan en eso, en sueños.

Imposible.

Caen gotas de desesperación,
lágrimas de decepción
viniendo del corazón.

Cae lluvia de recuerdos
imposible de apaciguar
como agua cayendo en el mar.

Son gritos en silencio, 
acuerdos que ya no suenan,
cosas que ya no presencio,
palabras que ya no llenan,
estrellas que ya no iluminan.
Son como vistas en ruinas,
luces que apagan el camino,
sentimiento que ya no domino.



lunes, 9 de septiembre de 2013

Me encanta ver cómo me arrancan el corazón.

Me asomo a la terraza y veo una bandada de pájaros volar. No sé hacia dónde se dirigen, solo sé que me gustaría ir con ellos.
Alejarme de todo lo que me rodea y de cuantos me rodean. De aquellos que preguntan qué sucede y de aquellos a los que les da igual. Irme a cualquier lugar. Me dejo llevar.
El problema es que no puedo alejarme de todos. Aunque me vaya lejos no voy a conseguir dejar atrás al peor de los demonios que jamás he conocido. Siempre irá conmigo.
Sentarse en el tejado mirando al cielo. Solo me falta el cigarro. No fumo, de momento.
Al fin y al cabo siempre he pensado que no quiero tener nada malo en el cuerpo, que quiero vivir sana. Pero ahora... ¿para qué?
Sé que no estáis entendiendo nada, pero yo si. No creo que fume, pero mira, tampoco creía en los monstruos hasta que me conocí.
El único camino hacia la felicidad se encuentra después de saber convivir contigo mismo, con tus emociones, con tus sentimientos.
Creo que yo me estoy equivocando de camino, pues.
Dicen que la vida es un juego, pero yo no estoy segura de que sea yo la que tenga que jugarlo. Parezco más bien un títere. Es la vida la que juega conmigo.
Pero todos los muñecos viejos acaban rompiéndose, y creo que mi corazón es un muñeco con demasiados trozos perdidos. Corta a cualquiera que se adentre en él. Como una trampa para osos, pero sin quererlo.
Y, ¿si yo desapareciera algo cambiaría? Tantas veces con esa pregunta en mi cabeza. Ojalá supiera quien lloraría por mi, quien no dormiría tranquilo y quién pensaría que me echa de menos.
Nos dicen que no miremos al pasado pero que aprendamos de los errores cometidos. Todo muy confuso. Es como a un niño que le dices que no toque algo y lo toca. Igual.
Y duele ver cómo te haces daño por fuera intentando matar lo que sientes por dentro.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Infortunios.

Tú eres los libros que lees, las películas que ves, la música que escuchas, la gente que conoces, los sueños que posees, las conversaciones que tienes.
Tú eres lo que coges de todo eso.
Eres el sonido del océano, un soplo de aire fresco, la luz más brillante y la sombra más oscura. Tú eres todas esas experiencias que has tenido a lo largo de tu vida. Tú eres todos los segundos de todos tus días.
Entonces ahógate en tu mar de conocimiento y de existencia. Deja que tus palabras corran por tus venas y que los colores fluyan hacia tu mente.
Esa mente que se vuelve oscura cuando piensas en cómo eres. Llénala de color y de energía, riégala con agua bendita o sin bendecir, pero hazla que sonría. Sí, que sonría tu mente, tus pensamientos deben ser felices. Es mejor sonreír por dentro que hacerlo falsamente por fuera.
Aún me encuentro esperando a ese día en el que aprenda a volar y jamás vuelva a caer.
 No creo en el destino, pero todo sucede por alguna razón. Pero a veces la razón es que somos tan estúpidos que tomamos malas decisiones.

Llueve sobre mojado.

Vivimos en constante movimiento. La vida sigue y se hace más pesada, pero sigue al fin y al cabo. Pero es muy jodida.
Vas en el coche, escuchando canciones que ponen en la radio, canciones que no te llenan del todo. De repente... ¡oh! La canción... Encuentras la canción que por fin buscabas, la que te llena, la que te embriaga y te hace sentir genial y, ¡joder! ¡No! ¡Otra vez no!
Un túnel.
Dejas de escuchar la canción. Justo se han cruzado el túnel con la canción, ya no la oyes, ya no te sientes bien. Ahora sientes rabia, ¡joder! ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? ¿Por qué tanta mala suerte?
Espero que entendáis la metáfora de mi vida, tal vez no, tal vez si. Me da igual, ya nadie me entiende.
Antes sí. Ahora no. Y todo cambia en milésimas de segundo. Cómo sube la marea y cómo baja. Tienes que tener cuidado de no confiarte o el mar te tragará. Sal de la orilla, estás en peligro, demasiado confiada. Sube la marea. ¡Cuidado! Sal corriendo. ¡Joder! Duele correr en una playa llena de piedras. ¡Arg! ¡Duele! Pero tienes que huir, te has confiado y tienes que elegir, o te traga el mar o sufres por salir de él.
Que agotamiento. Llegas a casa, te tumbas y no puedes evitar revivir todo. Recordarlo. Incluso sientes demasiado, sientes aún el golpe de tus pies al dar contra las piedras, al correr, al huir. Lo sientes cuando estás tumbada en la cama mirando hacia un techo que ojalá no estuviera.
Afuera llueve y yo quiero mojarme.
Te levantas, no quieres seguir sintiendo nada ni pensando en nada. ¿Música? No, hay canciones que recuerdan personas, momentos, situaciones, emociones. No es lo que quiero, no quiero sentir. ¿Y si me duermo? Difícil, soñar también es duro si al levantarte recuerdas lo soñado.
¿Qué hago entonces? Voy a hacer lo que debí hacer hace mucho tiempo.

Bajo los escalones. Llego a la cocina. ¿Un vaso de cristal? Sí, eso servirá.
Abro la puerta y salgo a la calle. Sigue lloviendo y mis lágrimas son un poco más cálidas que el agua que cae del cielo estrellado. Porque es de noche y se ven unas pocas estrellas. Pero también está nublado. Es extraño, pero me acostumbro a lo raro.
Se oyen coches pasar y salpicar, perros ladrar. Huelo el aire; tierra mojada. Sensación de nostalgia. ¿Por qué? Ni idea. Sigo con el vaso en la mano, con un pijama que apenas me cubre el cuerpo. Es final de verano, hace un poco de frío pero no es lo que me preocupa ahora. Estoy descalza, pisando el barro y alguna que otra piedra. Y vuelvo a recordar. Tengo que huir, dejar de pensar.
Llueve sobre mojado.
Tiro el vaso con fuerza hacia el suelo. Por suerte no me corto. (¿Por suerte?) Y me siento en el suelo mirando los pedazos. Hace apenas un segundo el vaso estaba bien, con algún que otro rasguño pero en buen estado y ahora está partido en demasiados trozos, es imposible que se arregle. Y la culpa de haberse roto ha sido mía. Vuelvo a sentirlo, esa horrible sensación. Tengo que dejar de pensar. ¿Y si camino por encima de los cristales? Me lo planteo. El dolor te hace sentir viva, ¿no? Pero no lo hago. ¿Por qué? Porque sigo mirando los pedazos y sigo pensando en que yo he sido el problema, yo he sido quien lo ha roto. ¡Yo soy su problema! ¿Y sabéis lo más paradójico? Que he destrozado a mi vaso favorito.

martes, 3 de septiembre de 2013

Por sobre las terrazas alunadas
donde se aman cautelosamente los gatos
y los brillos esquivan las chimeneas
creo que nadie sabe lo que yo sé esta noche
algo aprendido a pedacitos y a pulsaciones
y que integra mi pánico tradicional modesto.

¿Cómo desmenuzar plácidamente el miedo
comprender por fin que no es una excusa
sino un escalofrío parecido al disfrute
sólo que amarguísimo y si atenuantes?

Los suicidas no tienen problemas al respecto
deciden derrotarse y a veces lo consiguen
entran en el miedo como en una piragua
sin remos y con rumbo de cascada
son los descubridores del alivio
pero la paz les dura una milésima.

Tampoco los homicidas se preocupan mucho
imitan el miedo a una coyuntura
desenvainan la furia o aprietan el gatillo
y todo queda así simplificado y yerto.


Pero los demás o sea los que venimos
tironeados por la maravilla
y perseguidos por el horror
los demás o sea los compinches de la duda
los candorosos los irresponsables
los violentos pero no tanto
los tranquilos pero no mucho
los deportados de la buena fe
los necesitados de alegría
los ambulantes y los turbados
los omisos de la vanguardia
los atrasados de la vislumbre.

Esos qué haremos con el mundo
sino asediarlo a escaramuzas
desmenuzarlo con las uñas
extinguirlo con el resuello
desmantelarlo a mordiscones
hacerlo trizas con la mirada
dar cuenta de él con el amor
estrangularlo.
El miedo al dolor es lo que me ha provocado que me duela. La seguridad de que algo va a pasar es lo que me ha hecho ser insegura. Bailar bajo la lluvia, eso es lo que yo debería estar haciendo. No pensar en que está lloviendo y aún así bailar, ¡bailar!
No. No se puede ordenar al cuerpo a que baile si tienes la cabeza puesta en otros asuntos. Rayadas y pensamientos variados, todos sobre un mismo tema. De verdad, he intentado bailar bajo el chaparrón que me está cayendo pero es imposible cuando tengo goteras dentro de mi. Soy una persona MUY reservada, y siempre digo lo mismo; mucha gente cree que me conoce. Sí, cuento mis problemas y pido soluciones. Pero hay problemas tan... secretos, que no soy capaz de contarlos. Entonces es que no confío en nadie. ¡Y aplaudanme, señores lectores, que cuando por fin encuentro la confianza que necesitaba en alguien, esa persona se va! ¡SE ESFUMA! ¡Y YO SOY UNA PUTA PERSONA QUE NECESITA EXTERIORIZAR SENTIMIENTOS, PENSAMIENTOS Y PROBLEMAS, PERO NO CON CUALQUIERA!
¿DE QUE ME SERVÍS TODOS LOS QUE DECÍS QUE ES FÁCIL QUERERME SI NO ES FÁCIL PERMANECER A MI LADO? PARA ESO PREFIERO SER UNA PERSONA FRÍA Y DISTANTE, SIN UN JODIDO SENTIMIENTO, SIN UN JODIDO AMIGO.
Aprecia lo que tienes. Yo siempre lo he apreciado, siempre. Jamás me ha costado pedir perdón por mis errores ni decir 'te quiero' mil veces al día. Siempre he intentado ser suficiente para el resto y no puedo evitar no llorar al escribir esto. Cometer siempre el mismo error es de necios, y yo posiblemente me creía sabia porque había aprendido de ellos. Joder, cuánto duele no ser suficiente, cuánto duele hacer daño sin querer. Cuánto duele que no haya segundas oportunidades. Cuánto duele conseguir ser la de siempre y que no te crean porque les has jodido tanto que ya nada sirve. Ya todo duele. Ya todo se acaba.

Antes de que entres en mi vida...

Antes de que entres en mi vida necesitas saber que soy una persona verdaderamente insegura, y no soy perfecta, de hecho estoy lejos de serlo. Tengo una muy baja autoestima y encuentro difícil confiar en la gente ahora. He cometido errores en el pasado y he aprendido a vivir con ellos. He aprendido a aceptar a las personas por quienes son en realidad. A veces puedo ser muy pesada, puedo preocuparme demasiado por ti y puedo estorbar... A veces no me apetece vivir esta vida, pero tengo un millón de razones para seguir viviendolas, es solo que tal vez no conozco todas esas razones aún. Echo de menos a personas que debería dejar de pensar en ellas para siempre. He querido, he hecho daño y me han hecho daño a mi. Y no soy perfecta. Pero esta soy yo, así que antes de entrar en mi vida, debes saber todas estas cosas. Porque si tú entras en mi vida, no te puedes ir de ella cuando las cosas se ponen difíciles... (como lo hicieron los otros en un pasado).

lunes, 2 de septiembre de 2013

Qué fácil es hablar, qué difícil entender.

¿Por qué me afecta tanto? Os lo voy a explicar.
Preguntadle a un ciego por qué no puede ver. Preguntadle a un mudo por qué no puede hablar. Preguntadle a un sordo por qué no puede oír. Son preguntas absurdas, ¿no? ¿Acaso el ciego no querría ver, el sordo oír y el mudo hablar? ¿Crees que no lo desearían? Es algo que les ha tocado vivir, es un obstáculo que les pone la vida. Es algo contra lo que no pueden luchar, y se tienen que acostumbrar a vivir con ello.
Yo he nacido así, soy demasiado sensible, me afecta. Vosotros tal vez perdéis a alguien a quién adoráis y sabéis olvidaros de todo y no sufrís, pensáis que merecéis algo mejor que lágrimas en el rostro, que merecéis sonrisas. Y sonreís.
Pero a mi no se me puede pedir algo que no me es posible. Rogadle al mudo que os hable. Suplicadle al sordo que os oiga. Ordenad al ciego a que os vea. Es fácil para vosotros, ¿no? 'Solo abre los ojos, es tan sencillo como eso'. El ciego, aunque los abra, sigue siendo ciego.
A mi no me pidáis que sonría, porque aunque sonría, seguiré llorando.

¿Quién quiere ser tragedia inolvidable pudiendo ser sonrisa inevitable?

Yo, que soy capaz de hacer reír a cualquier niño. Yo, que soy capaz de fingir una sonrisa por un tiempo. Yo, que soy capaz de hacerte ver la luz dónde solo hay oscuridad. Yo, víctima del pesimismo, soy capaz de entrar en un corazón de piedra. ¿Que de qué no soy capaz? Pues es todo muy paradójico. ¿Quién es capaz de romper esa coraza del corazón de alguien pero no consigue quedarse dentro? ¿Quién es aquel que se acerca pero luego le alejan el resto? ¿Quién es aquel que da un abrazo y en vez de sentir dos brazos a sus espaldas, siente dos manos en su estómago, apartando dicho abrazo? ¿Quién es capaz de hacer feliz a alguien y a la vez hundirle en la miseria? ¿Quién cojones es capaz de querer a alguien y hacerle daño?
¿Que la respuesta me da asco? Sí. ¿Que la respuesta está en mi carnet de identidad? Sí. Soy un volcán, soy un tsunami, soy un huracán o un jodido tornado. Aún no tengo claro que soy. ¿Que los volcanes pueden apagarse? Sí. ¿Que los tsunamis cesan? Pues sí. Mirando por el lado positivo, todas las desgracias ocurridas por este tipo de fenómenos nunca se olvidan para quienes las han sufrido, pero... ¿quién quiere ser tragedia inolvidable pudiendo ser sonrisa inevitable? 

domingo, 1 de septiembre de 2013

No sabéis lo que duele ser tu propio enemigo.

No sabéis lo que duele ser tu propio enemigo. Vivir de la autodestrucción, del dolor propio. Vivir obsesionada con el futuro, sabiendo que nunca será bueno, que miras a tu pasado y te da asco en lo que te has convertido. Llorar todas las noches cuan fumador no puede dejar de fumar por un día. Darlo todo por el resto y que sea insuficiente. No dar nada por ti y que sea demasiado. No merecer y haber tenido. No merecer y haber perdido.
Sólo me quedas tú, zarpemos de este muelle que se ha quedado vacío, que han rehuido de mi. Vayámonos mar adentro, querida Soledad. A ti si te merezco.
Parece todo cosa del azar, como tirar una moneda al aire y esperar a que salga cara. Pero sabes que siempre va a salir cruz, porque es tu moneda, es la moneda que tú has creado. Y te acercas a la gente, pero no les avisas 'cuidado que quemo' porque te da miedo que se alejen. Simplemente te acercas, esperando que haya alguien que se haya dado cuenta de que quemas, de que te quemas. Buscando a alguien que sea como una pomada y te alivie. Pero el problema viene cuando encuentras esa pomada, y te alivia, pero tú acabas agotándola. Nada es para siempre. Todo se acaba. Y sabrías que se acabaría pero te has estado quemando tan rápidamente que se ha acabado antes de lo previsto. Y te quedas con el culo al aire mirando a las estrellas y sintiéndote metafóricamente igual a ellas.
Solas, ahí arriba, alejadas las unas de las otras, porque no quieren dañarse mutuamente, porque no pueden vivir en la destrucción ajena. Solo quieren vivir en su propia autodestrucción. Y así viven, solitarias hasta el día de su muerte, cuando por fin se extinga la última llama.