viernes, 28 de septiembre de 2012

Toda historia tiene su principio.

'Invierno, esa palabra que me da escalofríos. Al fin y al cabo la vida consiste en una constante rutina; primavera, verano, otoño e invierno. El calor del verano se ha ido, comienzan las gotas resbalando en mi ventana, comienza el frío. Y como la mayoría de las cosas, todo tiene algo bueno y algo malo. La parte negativa la conocemos todos, siempre nos quejamos de ella pero, ¿y la parte positiva? Ese momento en el que entramos en casa y nos sentimos a gusto, ese momento de cambio, del frío del exterior al calor del hogar. Coger leña, ponerla en la chimenea, encenderla, sentarse en el sofá y ver como el fuego se alimenta y consume poco a poco, y observar como ese árbol ha dado su vida para ayudarme en la mía, para hacer que yo no tenga frío. Se podría decir que se ha sacrificado por mi.'
-Tanto mirar el fuego me está volviendo loco, ¿por qué estas deducciones? ¿Acaso el árbol se ha sacrificado por mi? No, solo es un trozo de madera ahí metido.
Me levanté, mis pensamientos comenzaban a ser filosóficos, más que filosóficos, extraños. Decidí encender la televisión, poner una película triste y dramática, a la vez que amorosa, y tomarme una buena tarrina de helado de dulce de leche. Al fin y al cabo llovía y no tenía nada mejor que hacer.