Llegó él, y ella seguía con pánico y nervios. Ya era rutina sentir todo eso, pero no llegaba a acostumbrarse. Le quería, y era difícil demostrarlo. No penséis en una bonita pareja de novios yendo al cine, simplemente pensad en una pareja. ¿De qué? Daba igual. Ella lo único que tenía claro era una cosa: por mucho que se diga y por bonito que quede, el tiempo no se paraba junto a él.
domingo, 20 de abril de 2014
No se para, ni con él ni con nadie.
Llegaba tarde, la estaba haciendo esperar. Miraba el reloj una y otra vez. Estaba nerviosa, quería que llegase ya, pero también sentía pánico. Se le hacía eterna la espera, así que sacó un cigarrillo. No fumaba normalmente, se lo había robado a su padre, pero ya lo había probado. No era fumar por diversión, no era fumar por aburrimiento, no era fumar por necesidad. Necesitaba sentirse sucia, destruirse de la manera apropiada. Y digo de la manera apropiada porque fumar no está tan mal visto por la sociedad. Por lo que a ella respecta, el tiempo era una moda a seguir, y no podías quedarte atrás. No podías.
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