domingo, 18 de mayo de 2014

Sin final.

Hay historias que
no tienen fin
ni tienen un comienzo.

Son historias infinitas
que nadie sabe
cómo surgieron
y nadie sabe
cómo acabarlas.

Historias como el destino,
inteligente ser (in)existente
que nos conduce
como marionetas
en una senda
sin final aparente.

Porque cuando el destino cesa
el cristiano cree
el budista renace
y el ateo
sencillamente
busca otro destino.

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