Me hice 'payaso' a ojos del mundo. Me engañaba a mi misma pensando que hacer sonreír a los demás me haría sonreír a mi. En realidad eso es lo que siempre he querido y lo que nunca he conseguido.
Que la gente cambia y que existe algún Dios pueden ser un símil. Al fin y al cabo la religión la creen algunos, otros no. ¿Y acaso no hay gente que piensa que las personas no pueden cambiar, y otras piensan que sí?
Puedo no tener fe en el ser humano, pero que la gente cambia es una creencia que siempre llevaré dentro. Cómo aquel hombre que afirma haber visto a la Virgen, yo afirmo haber visto a una persona cambiar. Bueno, más que visto, lo he sentido. Y es que esa persona está dentro de mi.
Dónde antes había una persona con sonrisa dibujada con rotulador permanente ahora hay un ser al que parece que ese rotulador le ha dado la vuelta al dibujo que dibujó. Dónde antes había una persona que se alejaba de las peleas y se acercaba a las personas ahora está ese ser demasiado sensible que se aleja inevitablemente de las personas y se acerca a las peleas. Y todo esto sin pensarlo. Y si el subconsciente le dice que continúe jodiéndose la vida a si mismo, el resto del cuerpo hace caso. Y bueno, los sentidos se han sensibilizado y ahora soy como un extraño monstruo, que me rozas y siento que me arañas, que me susurras y parece que me gritas, que saboreo el mismo aire que respiro a bocanadas, y que veo que se va alguien cuando aún me está dando el abrazo. No sé si me explico.
De todos modos me gustaría preguntarle a Dave Jones cómo hizo para arrancare el corazón y dejar de sentir nada. Es un personaje ficticio pero últimamente mi realidad parece un cuento. Y es que sin ese corazón, él no lloraba, no sentía remordimientos ni tenía recuerdos que quería olvidar.
Porque si soy sincera, yo voy a contracorriente. Todo el mundo quiere borrar los momentos malos del pasado mientras que yo quiero olvidar también los buenos. Esos me joden más. ¿De qué sirve recordar algo que te hizo feliz, pero que ya no está? De nada, a mi no me sirve. Yo no soy capaz de ver el lado bueno de las cosas. O soy feliz con lo que tengo o no quiero nada más. Soy como una niña caprichosa que quiere solo ese juguete de los anuncios, pero que es demasiado para mi, que no me lo puedo permitir.. No por falta de recursos, puedo conseguirlo. Mi problema es la conservación. Veréis, yo soy un poco gafe y (vamos a dejarnos de metáforas) todas las personas que quiero o me quieren acaban en fecha de caducidad. Lo que me jode es que me funciona bien el código de barras y sé el valor de todas ellas pero es jodido que no funcione bien eso de adivinar cuando caducará todo porque, joder, cómo jode que las cosas cambien de golpe y que los problemas se agranden sin más. Como muñecas de Matrioska, cada problema va metiendose dentro de otro, y se va agrandando. Más.
Y más.
Y más.
¡Y YA ES HORA DE GRITAR A LOS CUATRO VIENTOS QUE UNA PERSONA QUE ACEPTA SUS ERRORES Y LOS SIGUE COMETIENDO, ES MASOQUISTA O GILIPOLLAS!
Y yo... ¿qué soy de esas dos?
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