Acelerando por un camino en el que solo hay curvas. Normal que descarrile y me estrelle de vez en cuando. Pesadilla en pleno despertar, o mientras intento dormir. Cierro los ojos, no veo nada. Los abro y siento lo mismo que si los tengo cerrados. No sé si prefiero vivir en el mundo de mis pesadillas en sueños o en mis pesadillas reales. ¿Prefiero que me persiga 'el hombre del saco' o que me falle gente que prometió no fallarme?
Un paso hacia delante, dos hacia atrás. A lo mejor no es que no avance, sino que soy como un cangrejo que camina del revés.
No, demasiado positivismo. Poco propio de mi.
Lo mejor es sentirse libre en este mundo tan cerrado. Abramos un poco más la mente, y cerremos un poco más el corazón, que sino se llena de gente-bomba. Y el corazón no necesita bombear más de lo debido.
Aunque el mío parece un colador, lleno de agujeros.
Tengo un reloj roto. Cuando vaya a llevarlo a arreglar de paso dejo mi corazón. Un par de tiritas bastan, yo creo.
Al menos mi cabeza está en orden. Bueno, está en un desorden que para mi es perfecto. Admito que soy una persona que mucha gente cree que conoce. Pero no es así. Y cuando digo que no me conocen, es que solo saben lo que cualquiera puede saber de mi. Por eso valoro tanto a la gente que ha sabido hacer el puzzle y hacerme cantar como un gallo al amanecer, que sin darse cuenta está haciendo 'kikiriki'. Sin pensárselo. Solo porque sí. Si una persona consigue conocerme es porque ha conseguido hacer que yo haga 'kikiriki'. Sin pensarlo. Esa gen que ha sabido descifrarme, les quiero. Qué cojones. Les adoro. Y son pocos. No voy a decir la cifra, tal vez solo sea 1, 2.. Pero si alguien sabe descifrarme, lo sabe. Sabe que ha conseguido algo difícil.
Porque yo soy un puzzle de esos de 50.000 piezas. Solo los elegidos saben que piezas encajan. Y el puzzle no tiene por qué estar completo. También es bonito si hay piezas perdidas. Al fin y al cabo, lo imperfecto es lo más cercano a la perfección.
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