jueves, 24 de julio de 2014

Wake up!

Me da pena esas sonrisas abandonadas, esa felicidad desperdiciada en alcohol u otras drogas que te hacen olvidar esa noche de juerga y te llevan a la penuria de nuevo. Me da pena la facilidad de hacer 'copia y pega' en la personalidad, la pechonalidad a la que tanta importancia dais, la superficie antes que el fondo.. Me da pena lo fácil que es corromper la sociedad, que ve bonito un cuerpo y no se fija en lo demás. Me da pena la cruel realidad de los sentimientos humanos, lo fácil que es hacer daño, lo difícil que es arrepentirse. Me da pena que la guerra sea presente y la preocupación de la gente se centre en las rebajas, que la hipocresía se agrande y los corazones decrezcan, que los insultos desborden por bocas de niños de cinco años, que los adolescentes busquen sexo, fiesta, drogas... que los adultos se centren en un trabajo que les hace infelices. Que sí, que el dinero es importante, pero la felicidad es imprescindible.
Y es que hemos hecho del dinero un objeto necesario para vivir, y dejamos como secundario la felicidad. ¿Alguna vez os habéis preguntado por qué el suicida se suicida? Puede haber muchos motivos, económico, religioso, social... pero todo suicida se suicida por falta de felicidad. Porque la felicidad es vida, y sin ella, la muerte se vuelve más apetitosa. 

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