viernes, 3 de octubre de 2014

Esto.

Nos reímos de Don Quijote y su amada Dulcinea, pero su historia de amor es más bonita que vuestros cuentos con final trágico.
Se siguen escribiendo historias de amor, se llevan al cine y la gran mayoría de la gente quiere ser el protagonista o la protagonista. Todos quieren su media naranja, todos quieren amar y ser amados. Todos se quejan de lo que tienen, de las veces que les han roto el corazón, de las veces que les han ignorado las personas que querían. Veréis, la vida es muy puta, la vida no es un puto cuento, no es una historia de película, no hay amores perfectos. Aquellas chicas que buscan que las quieran de corazón, ¿por qué vais detrás de capullos que no tienen ni pizca de sentimientos, que joden, que matan con actos y palabras, que matan con su indiferencia? No vayáis detrás de gente que os utiliza, que si quiere teneros os tiene, y si no quiere os ignora, y la conciencia la tienen tranquila mientras vosotras os pasáis la noche llorando desconsoladas. El corazón no elige a quién querer, pero no os acerquéis a tíos así si no queréis salir heridas. Chicos, os digo lo mismo. Ni todos los tíos sois iguales ni todas las tías son tan putas, no os vayáis con la que tenga un culo de escándalo ni unas tetas enormes, ni siquiera os vayáis con la inteligente. ¿Acaso el amor es algo físico o psicológico? Joder, que porque sea más lista o tenga mejor cuerpo no va a valer más que aquella tonta que daría la vida por ti. Chicas, valorad a aquel chaval que se aguanta las ganas de ser romántico solo porque sabe que no os gustan los ñoños, aquel que se postra ante vosotras, que no se arrastra pero se arrodilla unos minutos, aquel que os regalaría su vida. Tíos, mirad bien a qué tía elegís, no os vayáis con la primera que se os cruce, porque mucho se habla de las tías que no se valoran, pero hay tíos que tampoco lo hacen.
No hace falta que volvamos a vivir historias de amor como las que escribían en el siglo XIX, solo hay que dejar que de una puta vez el amor se mida con el maldito corazón, no con los ojos ni el interés intelectual.

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