viernes, 11 de octubre de 2013

Dibujamos el futuro pero nos olvidamos de colorearlo.

¿Por qué me dicen que sea paciente si la paciencia se lleva lo más valioso de esta vida? No estoy para perder el tiempo, (ni para perder nada, la verdad). ¿La verdad? La verdad es que uno de los temores que más se acogen a mi vida es el miedo a que me reviente la boca de callarme tantas cosas.
Revivir la época en la que era feliz y no lo sabía. O tal vez lo sabía y no quería darme cuenta. O yo que sé.
También existió mi época de ignorar mis errores, de ignorar los problemas y fingir que no había nada malo. Qué época aquella, se ha vuelto todo tan patas arriba... Ahora me siento un poco acojonada. ¿Cómo puede llegar a cambiar tanto alguien?
Mi vida,
una completa decepción. O tal vez la decepción sea yo como persona. O mi mentalidad.
O tal vez la decepción es que la gente actúen como si te entendieran pero a las espaldas critican tus formas. Y así no.
No.
Pero qué se le va a hacer, si en esta vida lo único bueno que queda es la poesía y la música.
No me sirve de nada eso de 'hoy va a ser un gran día'. Cuanto más grande peor, a mi que me aturda la noche, por favor. Dulce medicina.
Silencio y oscuridad. Y lo bonito que es llorar a oscuras. Y sonreír con recuerdos (o sueños).
Y sentarte en el jardín mirando las estrellas, el cielo, la luna. Y escuchas a grillos que cantan una canción que te suena a gloria. Bendita noche, lugar de ahogar penas.


(Incluso París está más bonita a oscuras).
Susurrarle a la oscuridad que te duele y te lo callas por no hacer daño. Preferir sufrir que hacer sufrir. Aunque odias sufrir.
Simplemente, hermoso y doloroso a la vez.
Y los recuerdos en blanco y negro, porque el color se ha ido marchitando.
De esto que quieres volar y te chocas con el cielo. Y sin vuelo, no hay escape.

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