provocáis la sangre de los ajenos
y estos intentan evadirse de algo que ya está clavado.
Generáis disputas en interrogantes
que no sabemos cómo responder
y masacráis con el anonimato a pie de cañón.
Conseguís sembrar la duda en un campo de minas
donde un pensamiento, una palabra, un gesto en falso
puede provocar la explosión de lo que más quieres.
Y todo por diversión, aburrimiento, ira, o yo que sé qué.
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