miércoles, 4 de diciembre de 2013

Simplemente lloras.

Una vez me dijeron que luchase por lo que quería, que si de verdad yo lo quería con todo mi alma, merecería la pena, fuera lo que fuera y costase lo que costase. Y me lo creí.
Me creí todas esas mierdas relacionadas con la intencionalidad, con la buena fe de las personas. Me creí que lo importante era la intención, y que si intentabas hacer las cosas bien las harías bien. Me creía que si querías a alguien no le harías daño, ¿en que cabeza cabe lo contrario? Me creía que si sonreías a la vida, te sonreía a ti, y que si hacías el payaso a todas horas sabrían que es porque eres feliz.
Ahora todo es tan sumamente distinto..
Ahora sé que lo importante no es la intención, que de nada sirve intentar sacar una sonrisa si no lo consigues. No hay gris, es blanco o negro. Y siempre es negro. Entiendo que por muy buena fe que tengas no eres mejor persona, que vale más alguien que con poco te haga sentir genial que una persona que intenta diariamente que estés bien y solo empeora las cosas (como yo). Ahora sé que si quieres a alguien es posible hacerle daño, inconscientemente sale la mierda de persona que eres. Cuando crees que haces las cosas bien y solo las haces mal. Ahora sé que sonreír a la vida es algo absurdo. La vida es algo abstracto, no te puede sonreír de vuelta. Si estás mal, por mucho que sonrías, es jodidamente imposible que te sientas mejor. Y lo demuestra la ciencia, si no eres feliz, no generas las sustancias químicas que te hacen sentir bien, y sonreír es simplemente un acto físico, y no te hace sentir mejor. Y lo mejor de todo es que ahora sé que es mejor hacer el payaso para que se crean que estás bien, que para que lo sepan.
Y qué jodido es que te repitan una y otra vez que te mereces lo puto mejor, que te elogien siempre y luego se vayan, te dejen tirada, dejen de querer por el simple hecho de que saben que no mereces la pena, que estás tan hecha mierda que es inútil todo, y que no quieren rodearse de problemas que causo y tengo. Y se van, simplemente, y eso duele. Jode tantísimo saber que es por tu propia culpa, que noche tras noche te tumbas en la cama, miras al techo, pones una banda sonora triste, y lloras. Simplemente lloras

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