lunes, 11 de noviembre de 2013

Te veo distinta. Tal vez has cambiado.
Te veo en los pasillos de tu instituto, con pasos lentos y respiración torpe. Parece que algo te pesa.
Te veo mirar a personas, como buscando algo, como encontrando poco... Como perdida en tus pensamientos sin hacer caso del resto.
Te veo distraída, siguiendo las líneas de un libro que lees, pero perdida, pensando en tu propia vida. Pensando en tus problema, o en tus falsas ilusiones (quién sabe). 
Sólo sé que no veo en ti esa sonrisa espontanea que aparece al pensar en algo alegre, de la nada, sin motivo. Sólo sé que ya no te ríes con esas ganas de antes, que finges carcajadas para que la gente no se aparte, no murmulle, no... 
Veo que en tus ojos ha cambiado el brillo, que abrazas con desganas y hablas sin fuerzas. 
Descartamos  eso de unos «ojos apagados». Yo los veo brillar. Tal vez sean tus esperanzas de que todo vaya a mejor (o sean las lágrimas que contienes, no lo sé).
Descartamos tus pocas ganas de hablar, pues se te nota con ansias de gritar, pero no puedes, no eres capaz.
Te veo con ganas de vivir en un futuro distinto, y te veo (o te imagino) riéndote de las putadas pasadas.
También te veo apartada, intentando tener tus propios pensamientos encerrados en tu cabeza.
Pero veo, sí, también veo, que no puedes evitar coger ese papel y esa pluma y, simplemente, soltarlo todo.
Te veo llorar por las noches, beber para olvidar, sufrir para sanar.
Te veo con mirada concentrada, pensamientos en las nubes, exámenes suspensos...
Te veo querer y ser querida, ayudar y ser ayudada, dañar y ser dañada.
Y también te veo, sí, ahora mismo, escribiendo esto.

dcvdsjhhcdkhkhckdshkhhdeujfgfugfdgsfkhegfuewgfuweogfougfoiehuoff ATTE: el espejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario